miércoles, 30 de enero de 2008

OTRO VIAJE EN BUS...

Si bien odio el sol de medio día y enfilarme en esa aglomeración de estudiantes sudorosos e indiferentes, debo caminar hacia la parada de bus que se aleja cada día más a medida que avanzan los trabajos en las vías del metrolínea. Han pasado unos minutos después de las doce. Ya estoy en la parada de bus. Estuve apunto de caerme dos veces: la primera porque tropecé con unos escombros y casi caigo en un hueco, y a la segunda porque un estudiante que lllevaba prisa me empujó con su hombro. Nisiquiera se disculpó.

Cuando por fin pasa la ruta de bus que espero, subo y busco un lugar con ventana, de preferencia en la fila opuesta a la que ocupé en mi último viaje. Avanzamos en nuestro trayecto. Todos en el bus escuchamos por obligaciòn la misma emisora: "Radio uno". Suena el último exito de Jhonny Rivera y mi compañera de asiento canta con voz melancólica. Ya en cabecera, el bus tiene ocupados todos sus puestos, hasta los que están junto al conductor, esos que guarda con recelo para que lo acompañen su esposa, sus amigos o sus conquistas. Pasamos por el club unión, en esa parada se sube una señora con una niña de unos seis años en sus brazos, por ahorrarse lo del pasaje ya que está tan caro, y un paquete de papel higiénico de veinticuatro rollos, pues en esos días hay descuentos en el EXITO. La señora empieza a avanzar hacia el interior del bus. -"Téngase duro mamita"-, le sugiere a la niña. Todos miramos por la ventana, al parecer estamos muy cansados o nos invade la indiferencia, pero nadie en el bus le cedió el puesto a la señora. En ese momento cierro mis ojos y pienso: -He aquí la desventaja de ponerse a tener hijos y ser pobre-. Para mi alivio y el de todos los que vamos en el bus, la señora se baja en la plaza Satélite. Pasan unos quince minutos y por fin estoy en mi barrio, timbro antes de llegar a la curva, me bajo, paso la calle y me dispongo a abrir mi sombrilla y subir las 72 escaleras y dos cuadras empinadas que me faltan para llegar a la puerta de mi casa
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miércoles, 23 de enero de 2008

Voilà l'image

"Primer plano, primer primerísimo plano, imágenes bien logradas, fotos hermosísimas" términos totalmente desconocidos para mí hasta el momento. Con poca experiencia en el manejo de una cámara, de la luz, de los enfoques, tuve una deliciosa experiencia tratando de robarle a la naturaleza alguna imágen que se ajustara a los parámetros que nos sugirío el profesor. No fue una tarea fácil. Un día tuve que esconderme detrás de una mata como media hora para tomarle una foto a un pájaro comiendo mango. En otra ocasión, me acosté en el piso para tener un mejor ángulo del objeto, cuando me levanté descubrí que me había manchado la blusa. Y muchas, muchas veces, tomé fotografías a escondidas, bien porque estaba prohibido en el lugar o bien porque lo hacía sin el permiso de las personas a las que fotografié. Al final, pude darme cuenta de la riqueza de contenido que hay en la imagen, del valor que tiene asistir a una exposición y contemplar el trabajo del artista, de la herramienta didáctica que hay en la imágen y que pocas veces nos atravemos a usar.

La lectura y la creación de la imágen, a mi modo de ver, demandan del lector y del autor una capacidad de interpretación e imaginacón mucho más grande que la utilizada en los textos escritos. La imágen está en la obligación de sintetizar, de jugársela toda en una sola página, en un solo afiche, en una sola portada, en una sola ilustración.

martes, 22 de enero de 2008