miércoles, 19 de agosto de 2009

UNA METODOLOGÍA EDUCATIVA BASADA EN ESTÁNDARES DE RENDIMIENTO Y EFICIENCIA

El paradigma anglosajón de la formación tiene una propuesta que pareciera atrevida, pero a la cual nos acercamos con sigilo. La educación concebida desde lo económico, vista como una inversión y pensando en la oportunidad de empleo desarrolla técnicas de elaboración del programa escolar en miras de que el educando implemente comportamientos utilitaristas.

Partiendo de un diagnóstico de necesidades se racionalizan los actos educativos de manera que garanticen el rendimiento y la eficiencia. Así, todo está premeditado en la educación: los contenidos vinculados a concepciones provenientes de la economía de la educación, administración científica del trabajo y el pragmatismo; el perfil del egresado, la duración del programa que debe ser obviamente corta con tal de guardar el principio de la economía y no prolongar la inversión y por supuesto la rentabilidad.

Nos cuesta trabajo identificar este planteamiento en la educación colombiana cuando, a pesar de nuestra falta de recursos económicos, hemos insistido en la formación integral que comprenda una dimensión cognoscitiva y de la personalidad. No obstante, el modelo capitalista se ha ido colando desde gobiernos atrás; los programas de estudio se van haciendo más cortos y el analfabetismo funcional es aceptado como la salida de emergencia más rápida.

Frente a esta encrucijada las opiniones están divididas y en ocasiones la balanza se inclina hacia el paradigma anglosajón. La razón está en los bolsillos vacíos, en las panzas hambrientas, en la sobrepoblación; pero existen también razones como la violencia, el desplazamiento forzado, la intolerancia y la discriminación que nos hacen pensar que una sociedad sin valores tiene menos posibilidades de sobrevivir que una sociedad económicamente desarrollada.